Desafiar al lenguaje supone poner en tela de juicio lo que Bandler y Grinder en su libro La estructura de la magia describen como Cuantificadores Universales.

«Julian no hace nada, por eso vamos retrasado

«Mariano es demasiado bueno, y claro, no le ayuda en su trabajo»

«Encarna de momento no resuelve mucho pero dale algo de tiempo»

Mucho, poco, demasiado, bastante, más, menos, algo. Menudo lío.

En comunicación, receptor y emisor tomamos (priorizamos) lo que nos resulta significativo, que no suele ser todo lo que ocurre porque nuestra atención se engancha fácilmente a nuestras ideas, a nuestros conceptos o teorías.

Dicho de otro modo, cuando nos apoyamos en un significado particular, generalmente, orillamos información.

Explore rápidamente en los ejemplos anteriores y note cual de estas dos posibilidades le resulta significativa:

a) Los adverbios indeterminados de cantidad.

b) La teoría o el concepto que ha elaborado rápidamente de Julian, Mariano y Encarna.

Las teorías nos dan una falsa sensación de conocimiento y a la vez impiden iniciar un proceso para averiguar por qué y cómo se retrasa Julian, la supuesta bondad de Mariano o la aparente ineficacia de Encarna.

Hay que separar lo que realmente ocurre de la idea que tenemos al respecto de lo que ocurre.

Cuando recibimos información a través del lenguaje, es importante atender cómo viene organizado porque una cosa son las palabras y otra lo que describen.

Discutimos por generalidades, por preferencias, por la opinión en vez de por lo que realmente está ocurriendo.

Lo anterior genera una sobrecarga mental que es difícil descargar. Si Ud. tiene una sobrecarga física se sienta o se tumba y se descarga. Descansa físicamente.

Pero el proceso no es el mismo si la sobrecarga es mental. Cuando sienta estrés póngase cómodo, túmbese y cierre los ojos…a ver qué ocurre.

Desafiar al lenguaje es una habilidad a desarrollar que reduce la sobrecarga mental,porque cuando pensamos, sentimos o hablamos, lo hacemos con palabras.