Leo en Ethic la entrevista que hacen a Johann Hari en la que dice: «la atención es nuestro superpoder»
Pero los datos sobre la pérdida de este superpoder son escalofriantes. Citamos dos:
El oficinista medio se concentra en una sola tarea menos de 3 minutos y por cada niño que se identificaba con déficit de atención en 1987 ahora se identifican cien.
El escritor habla desde su propia experiencia cuando durante años su atención para leer libros, mantener conversaciones largas o ver películas mermaba.
La pregunta que se hizo fue: ¿Me falta voluntad?
La respuesta la encontró entrevistando a 200 expertos que le dieron evidencia científica de 12 factores que socavan la atención y cuyo epítome es:
«Tu atención no colapsó, fuerzas poderosas te la han robado»
Los datos también dicen que la media de veces que con los pulgares tocamos nuestros smartphones cada día superan los 2000 toques.
Suponemos que desconcertado, atónito y perplejo, el informático y divulgador Tristan Harris se hizo la siguiente pregunta:
¿Cómo luchar contra ese constante goteo de cocaína conductual?
Sospechamos que en el libro de J. Hari «El valor la atención» encontraremos la respuesta.
Aquí nos hacemos otra pregunta y le facilitamos la respuesta. Mantenga por favor su atención, no le llevará más de 3 minutos.
¿Por qué ese constante goteo de cocaína conductual a través de la pantalla es adictivo? Porque la selección del contenido es fácil de absorber cognitivamente.
Lo hacemos sin esfuerzo y rápido. Es nuestro método preferido.
Lo ves, lo tocas y a navegar con el pulgar por contenidos fáciles de absorber aunque a las 48 horas en su hipocampo, -la estructura cerebral donde se relacionan los procesos de aprendizaje y memoria-, no le quede NADA .
Seleccione un libro y léalo. La atención y la absorción intelectual requiere esfuerzo pero compruebe su retención dentro de 2 años o más: Seguramente quedará mucho y algo habrá aprendido.
Si prefiere otra experiencia seleccione entonces un zumo de manzana y beba. Es fácil de absorber, poco esfuerzo y algo rápido aunque los nutrientes se precipiten rápidamente por la ingesta líquida.
Si por el contrario elige comer directamente una manzana aprecie el esfuerzo de mandíbulas y dientes y el beneficio de la retención de nutrientes.
La selección la hace Usted. No eche la culpa al empedrado.
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