La Trampa del Confort es el libro de M. Easter del que sacamos la siguiente conclusión: Incómodo no es sinónimo de malo.
El autor, nos sugiere abrazar la incomodidad escapando de nuestras trampas mullidas y aporta un dato fácil de verificar.
Sólo el 2% de las personas eligen subir unas escaleras cuando existe la opción del ascensor. El 98% restante toma el ascensor a pesar de saber que es menos saludable.
Muchas cosas en la vida son incómodas pero no están mal. Asociamos el esfuerzo con la incomodidad.
Ud. sabe que incómodo no es sinónimo de malo pero puede sentirlo así y el sentir tiene entre los humanos una influencia importante e intensa.
Quizás por ello nos volvemos pasivos y solo nos comprometemos con cosas que se ponen en marcha sin esfuerzo, pulsando un botón.
Nos volvemos pasivos por la manera que tenemos de organizar nuestro pensamiento a través de lo que sentimos sin explorar el lenguaje de ese sentir y con poca o ninguna experiencia.
Si sentimos que algo es (será) incómodo no hacemos nada.
El análisis funcional causa-efecto de la conducta, tan extendido para justificar todo sin explicar nada, es algo que representamos en la mente pero no describe físicamente lo que ocurre.
«Si subo las escaleras andando (causa), sentiré incomodidad (efecto)».
Interpretamos de forma sosa, simple y crédula dando la apariencia de una explicación contextualizada.
Una cosa es la experiencia, otra cómo la representamos, otra cosa muy diferente cómo la recorremos y cómo respondemos con una mejor conducta en vez de perseguir la comodidad.
Lo que sentimos e interpretamos en el relámpago causa-efecto no es siempre una garantía de lo que está ocurriendo.
La próxima vez que vaya a sentarse por primera vez en una silla note con calma cómo poco a poco, con pequeños movimientos posturales puede pasar de sentir incomodidad a no sentirla.
No deberíamos juzgar lo que sentimos si no disponemos de un marco más amplio en donde saber cómo operan las cosas.