La tecnología, entre otras muchas ventajas, nos aporta soluciones instantáneas. Cocinar un Soufflé de queso lo resuelve la receta del Thermomix en 40 minutos.
Vierta en el vaso,…a continuación ponga la mariposa…, seguidamente a 180º…, por último pincele con mantequilla…y hornee a 200º.
El robot lo hace si seguimos la receta, el plan o la técnica. La solución es instantánea. Seguimos el proceso y pasamos a la acción inmediatamente porque sabemos que hay garantías de éxito.
Pero hay situaciones en las que la rutina no es fija y por tanto algo hay que aprender.
En situaciones complejas o entornos VUCA es necesario aprender. Este aprendizaje es más largo, que no significa más lento.
Ejemplos de situaciones complejas:
– Educar a un adolescente.
– Gestionar el desdén de un par de compañeros.
– Comprender la ambigüedad de un amigo.
En situaciones complejas o entornos VUCA no es posible pasar a la acción al instante porque no hay plan, no hay indicaciones, no hay receta.
En la vida, generalmente, no es posible garantizar como con el Thermomix y su receta el resultado de lo que nos proponemos:
Trate ahora de recordar una conversación crucial en alguno de los ejemplos anteriores: el adolescente que no escucha, el compañero indolente o el amigo ambiguo.
El resultado garantizado del Thermomix, del último libro de autoayuda o de un short de YouTube no se puede reproducir para que el adolescente le escuche, los compañeros le hagan caso o su amigo le diga la verdad. Usted ya sabe que es absurdo.
Y si se empeña en seguir rutinas fijas y el resultado que obtiene le enfada es porque de momento no ha explorado otras posibilidades para responder adecuadamente a entornos VUCA.
y hay una cosa peor: es muy fácil dejar de hacer cosas cuando no tienes resultados.
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