La receta para un «buen liderazgo» no existe.

¿Quién no se ha visto influido por la metáfora de una receta o por los ingredientes para un buen liderazgo en boca de un reconocido deportista o un gurú del management?

O dicho de otra manera, por «un experto que te dice lo que tienes que hacer»

Difícil de cocinar. Cuando nos dan una receta dan por hecho tres cosas:

  1. La intención de aceptarla o que la necesitamos.
  2. Que sabemos cocinar o sabemos la manera de llevar a cabo un proceso. Si no sabemos cómo, no importa, nos dan un estímulo autorreferencial –tú puedes-.
  3. La necesaria cooperación de otras personas para llevar a cabo el punto 2.

Estimulados por lo que comprendemos rápidamente, podemos sentir la necesidad de conseguir las cosas olvidando trabajar las cosas.

Por si fuera poco, este «trabajo» que parece superfluo nos sugieren reemplazarlo con una buena actitud porque con más optimismo podemos cambiar las cosas rápidamente.

Sentirse motivado e ir deprisa no es la manera más efectiva de solucionar las cosas.

Pero la cosa puede empeorar:

Alusiones a la meditación para un buen liderazgo tampoco faltan. Se presentan también como algo aparentemente sencillo.

Con una esterilla en el suelo y sentado con tus colegas parece todo más fácil pero no advierten (por error o desconocimiento) que no hay cambio en la intervención basada en la meditación y que sólo y no siempre facilita el cambio.

Además, meditar no es lirondo.

Y algo muy importante que también se pasa por alto:

La receta fácil resta importancia al estado en que nos encontramos, las circunstancias personales y el contexto en el que participamos.

Ejemplo: «Si los mejores recuerdos de tu vida son todos sobre vacaciones, quizá no deberías volver al trabajo mañana.»

En estas frases donut (redondas y huecas) se dedica demasiado tiempo a la solución y poco o ninguno al problema.

Para F. Hayek, premio nobel de Economía en 1974, la evolución y el desarrollo de la humanidad dependen de un conjunto amplio de hechos particulares y muy numerosos que de forma natural impiden hacer predicciones.

Entre los hechos particulares que advierte F. Hayek están: la escasez, la abundancia, la competencia, la suerte, una pandemia, una dana y principalmente usted mismo a través de sus capacidades y conocimientos.

Aunque la receta para el Liderazgo «suene bien» o le proponga «ser especial o diferente»,metafóricamente será «una solución envasada al vacío».

Ver video Es como si cambias tu coche de color.