Entretiene, clarifica y ayuda a identificar «la estupidez», el ensayo de Ricardo Moreno Castillo, Breve tratado sobre la estupidez humana.  -Ed. Fórcola-. Anima a su lectura un lúcido prólogo de Francesc de Carreras.

El autor señala: «…la estupidez consiste, enteramente o casi, en tener un concepto exagerado de sí mismo…» y añade que ninguno estamos a salvo de decir o hacer tonterías.

Advertimos que comprar el libro y leerlo permite teorizar sobre la estupidez pero, para los lectores de este blog esto se queda corto. En Mentes Flexibles, y en términos de aprendizaje, conocemos las ventajas de experimentar la teoría.

La duda a partir de la teoría es diferente a la duda a partir de la experiencia. El libro es atractivo porque da sensación de conocimiento pero insistimos en experimentar la estupidez, nuestra o ajena.

La pedagoga y conferenciante Catherine L’ecuyer también  nos recuerda que lo que asombra no es la verdad sino la realidad, y la realidad no se enseña, se descubre. 

Transcribimos «unas perlas» del librito pero insistimos en descubrir la estupidez a través de la experiencia: Notarla de primera mano, no en versiones contadas.

– Los inteligentes se preocupan por cosas inteligentes, los tontos por cosas tontas.

– El tonto no tropieza contra el mundo, tropieza contra sí mismo.

– Dios puso límites a la inteligencia humana y ninguno a la estupidez, repartiendo con más generosidad la segunda que la primera.

– Hay personas completamente tontas aunque no las haya completamente inteligentes.

– Nadie es tan listo que no tenga una porción de tontería.

– Hay tontos a medias, a ratos, tontos para unas cosas, tontos para otras y tontos a tiempo completo.

Remata el autor advirtiendo que nacemos ignorantes y que hacemos tonterías sin la menor intención, pero las personas inteligentes saben que las hacen y reflexionan acerca de ello para aprender. Los estúpidos son incapaces de reflexionar sobre si mismos.