Hay una irrefrenable voluntad por actuar o por decir lo primero que se nos pasa por la cabeza sin pensar al respecto de lo que hacemos o decimos. Si en alguna ocasión creemos que sí pensamos, realmente no lo hacemos. Lo que hacemos es recordar que no es lo mismo que pensar.

Si tengo que poner en marcha por primera vez el nuevo lavavajillas que nos han traído, en vez de leer el libro de instrucciones y pensar frente al aparato observando botones y símbolos, lo que hago es recordar como funcionaba el otro lavavajillas. Describo la secuencia de recordar, no la de pensar:

1º Ignoro el manual de instrucciones.

2º Identifico similitudes en el panel de botones con respecto al anterior lavavajillas.

3º Pongo en marcha el lavavajillas y exclamo en silencio «a ver qué pasa»

Esto no es pensar es recordar una experiencia reciente con el lavavajillas que tenía.

Otro ejemplo:

Parece que  algunos empleados se están quejando porque tienen diferentes sueldos ante la realización del mismo trabajo. Para solucionarlo, hago memoria de un caso similar que me contaron unos consultores y listo.

Esto, tampoco es pensar. Es simplificar con una ocurrencia.

La urgencia para actuar ante un problema acostumbra a ser mayor que la urgencia para deliberar sobre el problema.

Que PENSAR y ACTUAR sean dos palabras, dos verbos y que también coincidan en el mismo número de letras, no implica que en su desarrollo estén presentes los mismos procesos.

Pensar sobre un asunto, problema o dificultad es un proceso que consiste en:

Averiguar qué es ese asunto o qué esta ocurriendo exactamente, de qué manera ocurre y por qué ocurre lo que ocurre y no ocurre otra cosa.

Comprender: Después de averiguar lo anterior aparece información que nos permite alcanzar, inicialmente, alguna comprensión al respecto de lo que ocurre.

Saber: Con las comprensiones generamos conocimiento, «saber». Saber es el final de este proceso no el inicio. Es un error querer saberlo todo, rápido y nada mas empezar.

Cuando SABEMOS estamos en las mejores condiciones para actuar, no antes.

En una palabra, todo lo anterior contribuye a DIRIGIR, pero cuidado, no es fácil ¿por qué? porque los problemas de dimensión humana son abstractos, no físicos ni materiales.

Para  ilustrar esto último, hemos editado este vídeo animado de 48 segundos: Los perjuicios de Simplificar