La evolución ha dado a nuestra especie, no a ninguna otra, la posibilidad de vivir en un medio real y a la vez en otro interpretado.
Si echa cuentas, verá que pasamos más tiempo en el medio interpretado por la cantidad de ocurrencias que «soltamos» semanalmente.
Además, ante una misma realidad la interpretamos cada uno de diferente manera. Esto no es bueno ni malo, simplemente ocurre.
Dicho lo anterior sólo necesitamos distinguir si estamos interpretando o describiendo la realidad.
Añada también que la primera información que se nos presenta, por el hecho de ser la primera la damos por cierta.
Nos hemos adaptado y acomodado a dar por cierto sólo lo que nos resulta significativo, urgente o lo que nos aporta un beneficio inmediato.
También nos gusta tener razón y ser el primero en tenerla.
Observe la imagen que encabeza este post, Ud. realmente no sabe cómo esa persona se mantiene sobre el agua pero sin mucho esfuerzo consigue adivinarlo.
Seguramente puede concluir lo que ocurre porque tiene indicios conectados a una experiencia en un Zoo–Acuario. Ese indicio le permite interpretar y concluir con certeza pero recuerde que Ud. adivina.
Ud. adivina porque no sabe científicamente cómo esa persona se mantiene en el agua porque ante Ud. solo hay una fotografía.
Para conectar la teoría con la práctica le proponemos observar y describir la fotografía con detalle y tirar de la Falsabilidad, el principio filosófico de K. Popper.
Empiece por Verificar (evidencie lo que SÍ existe en la imagen) y continúe con Falsar (evidencie lo que NO existe).
A pesar de estar adaptados y acomodados a interpretar, generalmente es más útil la inquietante, inoportuna e impertinente realidad.
Si observa a su alrededor: ¿Cree que hay más intérpretes o descriptores de la realidad? (Puede contestar aquí abajo en los comentarios)