Pregunta: ¿Es mejor un liderazgo activo o uno reflexivo? El refrán demasiado análisis lleva a la parálisis hace referencia a una situación en la que la persona/s quedan atrapadas en un proceso de análisis incapaces de llevar a la práctica el resultado de ese mismo análisis (en inglés lo llaman analysis paralysis).

Al margen de si este dicho expresa ciertas situaciones reales, nuestro interés ahora reside en su extendido uso en entornos empresariales como expresión de una forma de conceptualizar el trabajo como bueno / malo (para el éxito de la empresa). Y como directriz no escrita:

La empresa exitosa es aquella que hace y no se paraliza reflexionando: las personas que no quieran entorpecer la buena dinámica de la empresa deben guardarse de reflexionar “demasiado”.

Según este marco de referencia, trabajo bueno es aquel dedicado a la acción; trabajo malo el ocupado por la reflexión. Reflexión y acción llegan a ser considerados opuestos.

A nuestro entender, la vitalidad en la empresa de este refrán se debe, no poco, a:

a) Que ofrece una buena justificación para esquivar una actividad, la reflexión, que habitualmente no produce un beneficio tangible inmediato. Esto, cuanto menos, puede generar cierta incomodidad. La tendencia a evitarla puede llevarnos a hacer y que te vean haciendo cosas porque, por muy ineficaz que esto sea, al menos rinde un resultado inmediato: hacer visible tu trabajo para ti mismo y tu entorno (jefes, colaboradores, compañeros) y, por consiguiente, justificar tu presencia, salario y hasta tu prestigio.

b) Que reflexionar exige un esfuerzo cognitivo. Esta forma de pensar, puede operar cuando se valora desatinadamente lo que hacen compañeros, jefes y subordinados, pero también al valorar el propio trabajo e inducir en uno mismo, sin que se sea muy consciente de ello, cierto comportamiento que un directivo, dando en el clavo, lo definió como «excesivamente voluntarista». Porque, condicionados por la necesidad de actuar y guiados por una buena voluntad de hacer bien el trabajo y demostrarlo, a menudo actuamos deseando que las cosas salgan bien sin conocer las posibilidades reales de que, en efecto, salgan bien.

Lo que ese refrán subraya es que la reflexión como fin en sí misma es parálisis. Y sin embargo deja de lado que la reflexión es acción y que también la acción como fin en sí misma es parálisis.

El dicho, usado como directriz empresarial, debería rezar entonces:

análisis y acción sin conexión, fallidas son.

Si todo lo anterior le parece demasiado reflexivo y poco práctico para una empresa, sepa que para una organización paradigmática en lo que a acción se refiere, como son los marines norteamericanos, la reflexión conectada es consustancial al éxito [1].

 Javier Fidalgo Fernández.

[1] García, B. (7 de noviembre del 2015). Las cinco grandes lecciones de los marines para resolver un problema. Recuperado de: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2015-11-09/las-cinco-grandes-lecciones-de-los-marines-para-resolver-un-problema_1086474/