El título de este post, La ley de la buena Continuidad, pone la atención en sus ojos. En lo que Ud. cree que ve.
¿Da por cierto todo lo que ve?
S.L. Macknik y S. Martínez-Conde describen en el libro Los engaños de la mente cómo el engaño es inherente al ser humano.
Sobre ilusiones visuales hacen referencia a la Ley de la Buena Continuidad.
Los científicos visuales conceptualizan como «completado amodal» el proceso según el cual un objeto parcialmente escondido detrás de otro objeto «lo veremos» en su totalidad aunque se encuentre en una parte oculto.
Afirman científicamente que a pesar de que nuestro sistema visual es bidimensional el cerebro hace un mapa tridimensional del modelo completo aunque una parte de ese modelo no la veamos.
Macknik y Martínez-Conde lo justifican de así: Biológicamente el cerebro tiene el deseo de lograr una buena continuidad.
La buena continuidad hace que las cosas aparezcan completas a partir de información escasa. Rellenamos porque el mundo es demasiado complejo para que seamos capaces de verlo todo.
Si no cree lo que lee vaya a ver al Mago Pop o a Jorge Luengo que se ganan la vida satisfaciendo los deseos de nuestro cerebro apoyándose en la Ley de la Buena Continuidad.
Pero no sólo ellos utilizan técnicas para jugar con lo que hay dentro del cráneo, también los pintores renacentistas inventaron técnicas para hacernos creer lo que no es.
En este video del Museo del Prado explican como Tintoretto crea una ilusión visual en El Lavatorio.
¿Sigue sin dudar de todo lo que ve? Refute lo siguiente:
Ud. sabe que dos líneas paralelas nunca convergen, pues ahora compruebe en la imagen de este post cómo ante sus ojos convergen las vías paralelas del tren en el horizonte.
En ocasiones poner en duda lo que vemos puede ahorrarnos algún disgusto.
Tenemos inclinación a dar por cierta y verdadera la primera información que se nos presenta solo por el hecho de ser la primera.
Ver video: No vivimos de la realidad