Ris-ras,

a la papelera irás.
Este pareado de arte menor consonante es lo que les dicen y hacen a unos niños de 6 años de 1º de Educación primaria cuando están aprendiendo a escribir sobre un papel, y mientras lo intentan, no lo hacen conforme al modelo que les ha puesto la maestra, y se lo manda repetir.
 
Leí en un post una historia sacada  del libro Arte y Temor, de los autores David Bayles y Ted Orland sobre un  maestro de cerámica:
Esto es lo que cuenta …
Un maestro de cerámica dividió a los alumnos de su taller en dos grupos. Los del lado izquierdo del taller, dijo, serían calificados únicamente por  la cantidad de vasijas de arcilla que produjeran, todos los de la derecha únicamente por la calidad.
Llegó el día de la calificación y hubo un hecho curioso: La más alta calidad se dio en el grupo que competía por la cantidad.
Parece que mientras el grupo de la «cantidad» estaba muy ocupado produciendo muchas vasijas, a la vez, iban perfeccionando su producción, aprendiendo sobre lo que iban haciendo (sobre errores y aciertos)  mientras que el grupo de la «calidad» se había sentado en torno a la teorización sobre la perfección de la vasija, y al final tuvo poco más que mostrar por sus esfuerzos algunas teorías y pegotes de arcilla sobre la mesa.
 
Para hacer las cosas lo más parecidas a un buen modelo habrá que repetir (no sabemos cuantas veces) y añadir razones y propósitosEn el caso de los niños la razón es que no saben escribir y el propósito aprender a hacerlo (no sin esfuerzo).