En las empresas nos pagan solucionar problemas y cuanto antes mejor.
Este input que nos da la Organización o nuestros Jefes nos lleva velozmente y de forma heurística a una solución, que por muy pequeña o alejada que se presente, nos valdrá…(aunque tenga la misma profundidad que un charco).

Correr hacia la solución nos aleja del problema por la excesiva atención en la solución. El énfasis en la solución nos evade e impide organizar el problema, cuestionarlo, averiguar qué es, cómo funciona y por qué.

Curiosamente, hay problemas que no lo son, incluso hay situaciones en las que se confunde el problema con la solución.

 
Ejemplo: Conversación entre dos  amigos que se encuentran por la calle. A y B:
A: Tengo un problema…
B: ¿ Ahh…Sí ?…cuéntame…
A: Tengo que operarme de la espalda.
B: Eso no es un problema, es una solución. El problema, es que te pasas el día sentado y eso te ha provocado una hernia discal.
La belleza del problema, consiste en Aprender a organizar problemas (como efecto secundario evita el “corre-corre” hacia cualquier solución).