A alguien se le ocurre una idea y normalmente con eso le basta, con la ocurrencia se detiene complacido ante el primer razonamiento o hallazgo y ya no continúa pensando ni exigiéndose ir más lejos…nuestro tiempo está organizado para que todo canse enseguida, no se soporta la atención sostenida ni la perseverancia… Nos cuesta seguir.

Javier Marías. Fragmento del libro Tu rostro mañana

¿Por qué nos cansa casi todo, y nuestra atención no se sostiene y saltamos de un asunto a otro erráticamente?

Dice Javier Marías a través de su personaje J. Deza que nos cuesta seguir.

Es fácil notar como abandonamos algún propósito y no seguimos: puede ser porque parece que algo falla, pero no sabemos qué falla, cómo, ni en qué momento. Sentimos a continuación que perdemos el tiempo.

Es la desesperación de no saber.

El pasado verano tuve la idea de hacer (por primera vez) una paella. Es fácil, se lo que es. Compro los ingredientes y sigo las instrucciones de la receta,… pero algo falló porque su sabor, textura y aspecto no coincidía con las que hacen otros.

¿Qué ha fallado? No lo sé. Me cansa hacer paellas, prefiero hacer una barbacoa.

Generalmente no falla nada, es más certero asumir que no sabemos hacerlo, por eso nos cuesta seguir algo en sus inicios.

Nos cuesta aprender a saber hacer algo y si somos adultos parece que nos cuesta más. La falta de auto-exigencia, perseverancia y la abdicación en el mantenimiento de la atención dificulta el aprendizaje.

Una señal de ello es que nos desesperamos.

Cuando hacemos algo que no funciona o el resultado es infructuoso, aprender a saber hacerlo nos permite saber qué falla, dónde y por qué. También es el antídoto que reduce la desesperación y evita el abandono.