Para poner en orden muchas decisiones utilizamos mediciones «a granel»:

¿Qué tal los últimos informes?…estos están bien...estos están mal.

Con frecuencia necesitamos información precisa y con detalle para tomar una decisión pero las prisas, la dificultad para desafiar al lenguaje, por no incomodar, o por la costumbre, me conformo y me aguanto con lo que me viene.

Nos justificamos con la recurrente (y poco tolerable) frase:

Esto es lo que hay.

La información que recibimos viene a veces, no siempre, con mediciones a granel pero hay situaciones cuyas decisiones trascienden y no caben en un espectro tan amplio.

La medición bien/mal simplifica muchas decisiones y en algunas ocasiones es suficiente. 

Pero bien o mal también es la respuesta a una medición subjetiva, limitada e incompleta, ancha e imprecisa que asumimos sin un mínimo desafío, sin reproche, tal cual.

Con respecto a las siguientes respuestas:

¿Cómo están de presión los neumáticos del coche? Están bien.

¿Qué tal estaba tu madre? Estaba bien.

¿Cómo está el tráfico? Bastante mal.

¿Cómo ha ido la reunión? Bastante bien.

¿En cuál de estos 4 ejemplos piensa Ud. que las respuestas no encajan por anchas e imprecisas?

Y la última pregunta:

¿Qué porcentaje de veces nota Ud. que le dan información a granel cuando necesita una respuesta ajustada a una dimensión trascendente, estrecha y precisa?

Quizás no nos damos cuenta pero asumir la falta de rigor de algunas respuestas nos convierte, en cierta medida, en irresponsables.

En determinadas situaciones ya no basta con los aprendizajes que traemos colocados y reproducidos por el devenir de la experiencia o por nuestra condición técnica o profesional.

Hay aprendizajes (muy) estimulantes que pueden cambiar cosas que inicialmente parecen imposibles.

No podemos seguir dando la espalda a lo que nos puede hacer mejores.

Ver video: Sales cada mañana de casa y tu trabajo consiste en…