Pregunta: ¿Te has detenido un rato en la experiencia de equivocarte?

Esta reflexión la plantea K.Schultz en su libro «En defensa del error». La historia del error es más valiosa que la de los descubrimientos -dice la autora- aunque seguimos penalizando, ocultando o responsabilizando a otros de nuestros errores.

¿Por qué no admito que estaba equivocado?

¿Por qué no admito mi error?

a) Por no sentir vergüenza.

b) Porque vamos pensando por la vida que casi siempre tenemos razón.

c) Porque soy directivo y mi rol está muy expuesto.

e) otras.

El por qué, tiene una utilidad relativa. Está bien saberlo pero es mucho mejor investigar un poquito sobre la experiencia de errar y su importancia.

Le proponemos dos maneras de «apañarse» para abrazar el error.

Apaño 1: Reflexionar al rededor de los hechos no en dirección a mis preferencias

Ejemplo: Mariano y Julia volvieron de vacaciones.

Julia: El viaje que hemos hecho con la agencia de viajes de tu primo ha sido más caro y más corto que el que habíamos visto por internet.
Mariano: Sí amor mío,.. pero yo me fio más de mi primo.

Apaño 2: Cambiar la conjunción pero por el adverbio entonces cuando nos referimos a un error.

Estaba equivocado, pero… (Aquí la conjunción adversativa juega un papel demoledor para beneficiarnos del error).

Estaba equivocado, entonces… (En este caso el adverbio nos conduce a una secuencia lógica hacia la reflexión sobre lo que hemos dicho o hecho).

Esta secuencia lógica invita de forma natural a investigar los hechos alejándonos de nuestras preferencias e intereses. Practique y verá.

El error no es más que una señal de que algo no estamos haciendo bien, entonces investigar qué ha ocurrido exactamente y cómo, puede ser valioso.