Un amigo que pensaba cambiar de trabajo (amigo que objetivamente puede calificarse como persona preparada) recibió una llamada de un Head Hunter proponiéndole una entrevista para evaluar su perfil.

Inicialmente le dijeron que «…encajaba con la descripción del perfil y que era firme candidato para el puesto».

El posible candidato preguntó que para qué empresa era y le contestaron que para una empresa del IBEX 35.

Esa información le llevó a concluir que «ese puesto no era para él» y rechazó no ya el puesto sino la entrevista previa.

2 días para pensar, organizar y ordenar ideas y 5 minutos para decidir (le sugerimos)

Otra persona nos contaba cómo ayudando a su hijo de 9 años a resolver problemas de matemáticas de los conocidos cuadernos Rubio, el niño, notaba el padre, sentía la necesidad de concluir con una solución (adivinando).

Observó además como el niño olvidaba por completo el problema (esto no es algo menor).

4 minutos para pensar y organizar el problema y 1 minuto para resolver (le decía el padre).

Todos tenemos la posibilidad de volvernos más racionales.

Recoger información al respecto de lo que ocurre, es la base para el atino y la certeza en nuestras decisiones pero nuestra tendencia a adivinar, concluir y aseverar es arrolladora.

Lamentablemente, es como si todo tuviera la misma profundidad de un charco. 

Ver video: Para respirar no hace falta pensar.