Tenemos inclinación a alejarnos de los problemas, a no encararlos. Muchos problemas «engordan» cuanto más nos alejamos de ellos.

Julian (*) es un experto escapista en problemas, si Ud. identifica a un Julián en su empresa, piense ahora en él. Notará que Julian no tiene problemas o, sencillamente, hace que los problemas «desaparezcan»

– Yo estuve en la reunión y me atrevo a decir que es mejor no hacer nada.

– Tranquilo, lo enviamos por e-mail, y ya no es cosa nuestra.

– Lo pueden hacer ellos… «son más listos que nosotros»

¿Quién tiene problemas? Los que trabajan con Julian.

A ellos nos dirigimos en este post.

Para desenmascarar a Julián, y trabaje o deje trabajar, será necesario acceder a cuerpos de conocimiento con los que no estamos familiarizados.

¿Por qué?

Porque cuando preguntas a Julian por el resultado del compromiso que adquirió en la última reunión, responderá frecuentemente con frases enmarcadas en una dimensión abstracta, de difícil acceso e intervención.

Frases a las que te acabas resignando a pesar de la frustración que provocan. Forman parte de un amplio abanico en forma de:

– Ideas aisladas.

– Observaciones desactualizadas.

– Pensamientos metafóricos…

…aforismos, opiniones ligeras, afirmaciones prematuras, aseveraciones sin fondo, información incompleta y subjetiva con apariencia de objetiva y completa, inferencias poco fiables, convicciones disfrazadas de conocimiento, adivinaciones, fantasías, y en el mejor de los casos nociones de lo que cree que sabe.

Para no resignarse es preciso aprender y desarrollar habilidades que den entrada a cuerpos de conocimiento con los que no estamos familiarizados (y que no se aprenden en una escuela de negocios).

(*) Julián podría ser un: cliente, proveedor, colaborador o jefe.