Generalmente damos razones, no somos racionales. Podemos tener (muchas) razones para tomar una decisión pero no significa que esa decisión sea racional.

Juan A. Rodríguez Tous, en su libro Hegel para legos afirma que si el pensamiento es propio del ser humano la racionalidad es hallazgo de un solo pueblo, el griego.

Advierte R. Tous que el raciocinio es el tránsito de la Naturaleza a la Cultura y que somos libres porque somos racionales, no al revés.

Lo ilustra con un ejemplo a través una secuencia de la película 2001 Odisea en el Espacio de S. Kubrick en la que un simio se transforma en hombre cuando experimenta y a continuación comprende para concluir y saber que un hueso no solo es un hueso sino también un arma.

Si el simio no llega a «saber» lo que ha hecho seguiría siendo un simio, no un hombre.

Habrá comprobado, si ha visto los 3 primeros minutos del video, que esa transformación de hueso a arma es el proceso de racionalización que va de manos a cabeza.

Y ahora la reflexión:

¿Si no sabemos lo que hacemos somos unos simios? ¿Somos irracionales?

En ocasiones podemos afirmar que hacemos el simio. Lo hacemos cuando no pensamos o concluimos con la misma profundidad de un charco.

Otras veces hacemos el simio (el cuñao) cuando objetivamos la experiencia y teorizamos. Puede notarlo cuando damos razones pero recuerde que eso no significa que seamos racionales.

Hacemos «el cuñao» cuando creemos saber algo instantáneamente y sin ponerlo en duda lo damos por cierto.

Acceda al enlace de este video de un accidente de camión.

Durante los 10 primeros segundos, quizás, habrá pensado/dicho que el conductor está ebrio pero realmente no lo sabe. No sabe si se ha dormido, ha bebido, le ha dado un ictus, o incluso si hay o no conductor.

Lo objetiviza porque no entra en dudas y lo hace rápidamente dando razones poco o nada racionales.

Añada ahora la influencia del grupo:

Si además ve el video en compañía de amigos no querrá ser impertinente poniendo en duda la supuesta borrachera del conductor. Ud no es un excéntrico, no es un demoledor de supuestas certezas, no es un aguafiestas.

Con frecuencia creemos que, la interpretación que hacemos de lo que vemos, oímos, sentimos es objetiva, incluso la única posible …y pensamos que los demás disponen de la misma información que nosotros y que resulta ser además objetiva y evidente.

Parafraseando a Nietzsche, aprenda a ser racional y apártese del mal gusto de querer coincidir con muchos