Si preguntamos a alguien ¿Cómo están las cosas? Es posible obtener una respuesta en términos de «bien» o «mal». Parece una pregunta superflua, pero según sobre qué o sobre quién preguntamos, en función de la responsabilidad que  se atribuya quien contesta interpretaremos cosas interesantes.

Veamos (leamos):

Si pregunta Ud a alguien sobre un colaborador: ¿Cómo están las cosas con Mariano, el que se sienta con Julian?

Puede contestar en términos de «bien» o «mal», interpretando nosotros que, quien que responde, no se siente muy responsable de lo que hace profesionalmente Mariano (piénselo).

Quizá porque no nota mucho más como para añadir algo al «bien o mal»  y/o  por que no siente el trabajo que hace Mariano con  un alto  grado de responsabilidad (no queremos decir que quien responde sobre Mariano «bien o mal» sea un irresponsable en su trabajo, solo que lo que hace Mariano en el trabajo, no lo siente como cosa suya).

Imagine ahora que preguntamos a  un profesor/a de un colegio  sobre un alumno concreto: ¿Cómo está Martín, el niño que se sienta al fondo? Si el profesor se siente responsable o se involucra en su trabajo dará ciertos detalles y hará distinciones sobre su estado (le cuesta leer, en el recreo no se relaciona con muchos niños, en el comedor se sienta siempre aparte, en clase es obediente pero no participa, de vez en cuando llora,  etc.)
Por el contrario, interpretamos que no se siente responsable de Martín, -el alumno que llora-, si el profesor sólo sabe que está llorando y no es capaz de describir nada al respecto.

Sentir cierta responsabilidad sobre el trabajo o involucrarse en él, le llevaría a saber por qué llora, cómo ha llegado a llorar, cuando lo hace, incluso de qué manera puede hacer que deje de llorar.

Cuando notamos cómo están las cosas es, posiblemente, porque  nos sentimos responsables de ellas, nos involucramos, notamos como están, por qué están así, y cómo han llegado a estar así, incluso hay algo más importante, y es que sobre lo que notamos hay posibilidad de hacer cambios.